lunes, 6 de octubre de 2008

Mala lengua ...

Últimamente había cometido varios errores, entre ellos en confiarme a gente de dudosa calaña.
Busco discrección, yo la doy, pero ¿quién me la da a mi?

He compartido cama, asiento trasero e infinidad de sitios más con casados, con novia y demás; todos ellos siempre me decian que no queria que se supuera lo suyo, sin embargo, hace unos días me demostraron que a la hora de hacer publicidad son los mejores.

¿Alguien me puede explicar como es posible que la gente de un chat haya oido hablar de mi antes de mantener una conversación conmigo? Pues muy fácil. Hay gente que lo mismo piensa que me hace un favor al hablarle de mi a otros tertulianos del chat.

Según parece alguno que otro espera que le pague por la publicidad que me esta dando, como si uno fuese una p**a que cobra por sus servicios. En esta vida me han llamado muchas cosas, pero tal vez lo que más me duela es que me digan que me estoy creando una "fama de p*t*lla" ha sido ya la gota que colma el vaso.

¿Por qué me afecta? Pues muy fácil, porque uno no se acuesta con todo lo que se mueve; para acostarme con alguien le he tenido que decir que no a bastante gente, más que nada porque uno no es una máquina sexual.

Siempre he evitado ser la comidilla de la gente, e incluso confiaba en este supuesto anonimato que te brinda la red ... claro que la red tiene más elementos a parte de fibra optica; poseé seres que con tal de poder ensalzar lo fantasticos y maravillosos que son, lo hacen a costa del resto de personal conectado.

Tal vez algún día, cualquier sujeto conectado a la red les pague con la misma moneda; tal vez sea yo mismo el encargado, pero hasta ese día seguiré como hasta ahora.

Un saludo y gracias por su tiempo

1 comentario:

Mr. Prozac dijo...

Brevemente, pues ya llevo un tiempo de mas dedicado a comentar todo lo que leo, porque me parece realmente interesante y digno de dedicar mi humilde tiempo a esto.

En breves palabras... bienvenido al club de los seres humanos que se dejan llevar por la vida social y acaba puteado (una vez mas). Acostúmbrate o vuélvete un ermitaño como yo.